
Por: Dulce María López y Sara Roschdi
Del 3 al 6 de septiembre de 2024, el programa Solidaridad Global del Centro Laboral de la UCLA organizó una gira que reunió a organizaciones de trabajadores agrícolas indígenas de San Quintín, México, y el centro de California. Patrocinado por el Laboratorio Latina Futuros 2050y el Centro de Investigación de Estudios Chicanos de la UCLA y el Instituto de Investigación sobre Trabajo y Empleo (IRLE) de la UCLAEl objetivo de esta iniciativa era salvar las distancias entre las comunidades de trabajadores agrícolas más allá de las fronteras y fomentar la solidaridad a través de la educación política y los diálogos comunitarios.
En el centro de la gira se encontraba Abelina Ramírez-Ruiz, destacada dirigente campesina, secretaria general del Sindicato Independiente Nacional Democrático de Jornaleros Agrícolas de México (SINDJA) y fundadora de Mujeres Unidas en Defensa de las Jornaleras e Indígenas (MUJDI). La gira de Abelina incluyó visitas a dos importantes organizaciones de trabajadores agrícolas indígenas del centro de California: el Mixteco/Indígena Community Organizing Project (MICOP) y el Centro Binacional para el Desarrollo Indígena Oaxaqueño (CBDIO). Estas dos organizaciones tienen una larga historia de apoyo a los trabajadores agrícolas de San Quintín, en particular durante su histórica huelga de 2015.

Durante el recorrido, Abelina detalló cómo los trabajadores de San Quintín abandonaron los campos, interrumpieron el transporte de la producción y exigieron mejores condiciones laborales. Esta huelga de 12 semanas costó a los agricultores decenas de millones de dólares, aseguró las negociaciones con los productores y condujo a la formación del sindicato independiente de trabajadores agrícolas SINDJA, marcando un momento crucial en la historia de los trabajadores agrícolas mexicanos. Aunque esta huelga dio lugar a importantes aumentos salariales y prestaciones, Abelina señaló que estos logros se han visto erosionados por la inflación, que sigue dejando a los trabajadores agrícolas en condiciones precarias.
Abelina habló junto con otros trabajadores agrícolas indígenas de las comunidades zapoteca, mixteca y triqui, muchos de los cuales habían trabajado en San Quintín en su viaje migratorio hacia el norte, hacia Estados Unidos. Estos diálogos comunitarios pusieron de relieve los retos actuales, incluida la explotación de los trabajadores con visado H-2A en California. Estos trabajadores inmigrantes suelen estar alojados en malas condiciones, hacinados, con instalaciones inadecuadas y derechos mínimos, a pesar de su visado de trabajo y de su papel crucial en la industria agrícola.

En el debate también se abordó la continua contratación de trabajadores indígenas del sur de México para los campos de San Quintín, donde a menudo no se cumplen las promesas de mejores salarios y vivienda. Abelina describió estas condiciones como similares a la "esclavitud moderna", haciendo hincapié en las graves desigualdades y la explotación a las que se enfrentan estos trabajadores migrantes indígenas en San Quintín.
Amalia Bernardo, responsable de Justicia para los Trabajadores Agrícolas de CBDIO, arrojó luz sobre el papel crucial que desempeñan los trabajadores agrícolas en la alimentación no sólo de California, sino de todo el mundo. Señaló una realidad preocupante: estos trabajadores esenciales a menudo son tratados como desechables por los agricultores, que amenazan con contratar a nuevos empleados si los trabajadores actuales se niegan a aceptar salarios extremadamente bajos.

Como los trabajadores agrícolas indígenas de México y Estados Unidos trabajan en campos que abastecen el mercado estadounidense -a menudo propiedad de la misma empresa-, ambos sufren discriminación por su herencia indígena y experimentan condiciones de precariedad.
"Queremos que los trabajadores sepan que, independientemente de su lengua o su situación migratoria, tienen derechos", afirmó Bernardo. "La presentación de Abelina demuestra que, con la acción colectiva, la victoria es posible".
La solidaridad construida entre las comunidades de trabajadores agrícolas indígenas de San Quintín y California Central al compartir sus historias y luchas fortaleció su determinación colectiva de combatir la explotación de sus comunidades, abogar por mejores condiciones laborales a través de las fronteras y fomentar la lucha continua por los derechos y la dignidad de los trabajadores agrícolas.
